lunes, 13 de septiembre de 2010

Guanelianas, una obra de amor al prójimo

Gracias a la solidaridad de caacupeños hace 11 años funciona el comedor de las Hermanas Guanelianas, donde diariamente asisten 80 personas, según lo manifestado por la hermana Apolinaria Báez Mereles, encargada del hogar. En un rincón del bien cuidado jardín del comedor para niños nos recibió la encargada, y rodeada de niños, nos contó detalles de cómo lograron subsistir en todos estos años.

¿Cómo se solventa el hogar?
Gracias a la buena voluntad de los caacupeños. Hay una cadena de supermercados de Caacupé que cada martes nos regala frutas y verduras al igual que otros supermercados que también nos abastecen. La Diócesis nos ayuda con alimentos que le son donados y la Fiscalía nos da un importante aporte en ropas y alimentos.
Los gastos varios como agua, energía eléctrica, gas, ¿como los cubren?
La Congregación nos ayuda con los gastos, especialmente con la compra de gas.
Aparte del almuerzo, ¿qué más brindan a los niños?
Le brindamos apoyo escolar, que es muy importante, porque el niño que tiene problemas en la casa tiene bajo rendimiento escolar y es necesario ese apoyo.
¿En qué horario vienen los niños?
Depende del horario en el que asisten a la escuela. Vienen temprano, desayunan, estudian, se bañan, se preparan, almuerzan y se van a la escuela. Le hacemos un seguimiento total, hay niños muy inestables y eso dificulta nuestro trabajo.
¿Cuantas religiosas están en el hogar?
Somos tres en total. Ahora la hermana Gloria está de viaje y nos quedamos la hermana Eugenia que es chilena y yo.
¿Quiénes atienden el comedor?
Yo estoy a cargo del comedor con otras dos cocineras que son remuneradas por los benefactores.
¿Hace cuánto está en Caacupé?
Desde el año pasado estoy en Caacupé. La hermana Ida, una italiana, fue la que inició el trabajo. Ella falleció en febrero de este año y quedé como encargada, aprendí mucho de ella y ahora estoy poniendo en práctica.
¿Cuántos años de vida religiosa tiene usted?
Tengo 31 años de vida religiosa y siempre estuve en la congregación Guanelianas.
¿Cómo se preparan para la fiesta de la Virgen de Caacupé?
A inicios de noviembre ya comienzan a llegar familias completas y, entre niños, mendigos y gente que trabaja, tenemos casi 500 personas que alimentar y por supuesto, el trabajo se duplica; pero siempre logramos ayudar a todos, con la colaboración y la ayuda de mucha gente.
¿Qué es lo más gratificante para usted?
Ayudar a los demás, poder servir a los que necesitan es una gran tarea. Estamos haciendo mucho pero siempre hay más para hacer. Cada niño que recibe su plato de comida es algo gratificante y eso logramos con la ayuda de la gente y es reconfortante cuando niños y jóvenes entienden el trabajo que hacemos y nos brindan su colaboración para continuar ayudando a los más necesitados.

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